viernes, 25 de abril de 2008

Ori Fogg | ¡Huelva, qué bonita eres!


Si me dieran a elegir entre la mejor plaza de todos los desplazamientos en España, sin duda, me quedaría con Huelva o Almería. Sí amigos, aunque parezca mentira, ambas ciudades han conseguido que me “enamore” de ellas, sea por la noche, por el clima, por la gente… Lo que sea. Pero les pongo un 9.

En el caso de Huelva, por eso, hay un gran inconveniente y es que no tiene aeropuerto. Con lo cual, tuvimos que aterrizar en el de Sevilla y desplazarnos a Huelva en autocar. Eso es una horita y media de viaje infumable por carretera. Pero bueno, el ambiente y las bromas hacen que se te pase más rápido.

Por otro lado, y como detalle curioso, os diré que en el autocar de la prensa no estábamos solos. Nos acompañaban los familiares de uno de los directivos que, para más inri, no venían a nuestro hotel, sino que iban al de los jugadores. Un lujazo. Me pregunto: ¿Quién pagó eso?

Cuestiones retóricas al margen, a eso de las 21:20 llegábamos al hotel. Teniendo en cuenta que salimos de Barcelona a las 18:00, contamos que es un buen suplicio, y más contando que hay que trabajar, ya sea en el mismo autocar o en el hotel.

En todo caso, decidimos quedar, como siempre, a eso de las 22:30 en la puerta del hotel para catar la noche de la ciudad. Nos dirigimos al centro, por la calle Alameda Sundheim (es Huelva, lo juro). Ahí mismo hay algunos bares de tapas que están bien si el presupuesto es cortito. Aunque si queréis tirar la casa por la ventana y comer bien, os recomiendo el restaurante Portichuelo, que se encuentra en la calle Vázquez López. Allí, por 65 euros comes de lujo. Foie, jamón de bellota, revuelto de setas y jamón… y de segundo os recomiendo la Corvina, un pez autóctono que tiene un sabor muy bueno.

Con la barriga llena nos dirigimos justo delante de este mesón donde hay un bar de copas que está muy bien. Tan bien que la liamos de la manera más gorda que nos podíamos imaginar. Tanto, que salimos del local ovacionados a gritos de Barça, Barça!! Increíble.

Después hay que ir a la zona de la Alameda Sundheim donde hay unas cuantas discotecas que no están nada mal. Nosotros fuimos a una, cuyo nombre no recuerdo (os podéis imaginar por qué) que tiene dos pisos y muchas chicas guapas. Pero además está otra que se llama Consorcio que también cuenta con bastante marcha.

Corremos un tupido velo en el final de la noche y saltamos a la mañana siguiente. Me despierto a eso de las 12 y me voy a desayunar a un Corte Inglés que hay justo delante del hotel. Allí lo que se lleva es el croissant abierto y tostado para que le pongas algo dentro. Me lo como a secas. El estómago no está para lanzar cohetes.

Leo la prensa, me pongo al día y me encuentro con los compañeros que, como yo, ya están preparados para ir a la comida de directivas. Son las 14:30, hora del programa del mediodía, donde tengo que hacer una previa del partido. Me toca locutar desde el taxi. El taxista flipa un poco, porque a mi lado viaja otro compañero que, justo después de mí, entra también en directo.

Llegamos a la comida, habla mi amigo Marc Ingla. Poca sustancia, es demasiado listo. Nos vamos a comer al ladito del hotel. Hoy toca gambas. Están que te mueres.

Y después, preparados para la guerra. Nos recoge el autocar que nos lleva al Nuevo Colombino. El campo no está mal, es pequeño pero resultón (como apreciáis en la foto).


Me gusta también el detalle de poner el año de fundación del club decano del fútbol español. Eso debería estar en todos los campos, como seña de identidad. Que tome nota Laporta.


Comienza el partido. Me sitúo justo detrás de una de las porterías. Logro sentarme al ladito del foso. Porque hay foso amigos. Todo transcurre con normalidad, como ya sabéis, un nuevo desastre del Barça pese a los dos golazos de Eto’o. Acaba el partido y logro entrevistar en solitario a Camuñas. Algo es algo. Y directo a la zona mixta, por llamarlo de alguna manera.

Se trata de cuatro vallas mal puestas y 50 periodistas agolpados entre coches y aficionados que se mezclan entre nosotros para pedir autógrafos. Es intolerable. Comienzan a aparecer las primeras discusiones. Los aficionados con el ansia de tener la firmita y, nosotros con la presión de tener a algún jugador en directo y exclusiva.
Hice lo que pude. El recurso del amigo Giovani Dos Santos y el bonachón de Touré Yayá en exclusiva para Punto Radio. Algo es algo.

Tras eso, había que correr hacía el autocar porque se marchaba pitando para llegar a tiempo al aeropuerto de Sevilla. Todos cansados. El autocar lleno a rebosar. Gente en directo… esto fue un suplicio.

Llegamos al aeropuerto a eso de las 2 y, como os podéis imaginar, a Barcelona a las 4:30 aproximadamente. Recoge las maletas, coge el coche y cáscate 40 kilómetros. Y mañana… ma ma ma más!!!

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