jueves, 17 de abril de 2008

La Tribunona: England vuelve a reinar


El Valencia ha salvado la temporada, al menos eso dicen por ahí. A uno le saltan ciertas dudas a la hora de escuchar ese tipo de sentencias. Un equipo que ha sido el peor de la segunda vuelta, que no ha sido capaz de concadenar ni dos victorias seguidas y que de la mano de Koeman ha pasado de estar a 3 puntos de la Champions a situarse a una derrota del descenso no puede ocultar sus vergüenzas detrás de un título de Copa. Ha sido un año horribilis para el valencianismo que acabará con la destitución del holandés en cuestión de horas y con una nueva decepción para su afición: no habrá celebración del título conseguido en el Calderón. Una vergüenza.

Enciendo la televisión y observo la figura de Ronaldinho entrenando con los suyos. Algo raro este año, el brasileño no suele salir del gimnasio. Me da rabia que no haya nadie capaz de meterle en cintura en un club de la talla del FC Barcelona. Sinceramente, doy por perdido, en todo, al que en los últimos cinco años ha sido el mejor jugador del mundo. Ni Kaká ni Cristiano Ronaldo estarán nunca a la altura de un chico que tiene magia en sus pies, que posee el don de los elegidos y que cada vez que toca una pelota hace soñar a millones de aficionados. Posee ese "algo" que le diferencia del resto. Sin embargo, con apenas 28 años, da el perfil de un ex-jugador en toda regla que tendrá su retiro de oro en Milán. Buena suerte.

Tras un periplo de 4 días por Inglaterra, uno se da cuenta que la cuna del fútbol sigue un paso por delante. La tranquilidad con la que trabajan los profesionales es envidiable, tanto a nivel de equipos como de prensa: no hay codazos ni pisotones, presiones las justas y ninguna prisa. He pisado Old Trafford y Anfield. Me quedo con éste. Old Trafford es el ejemplo de la gente acomodada de las clases altas de Manchester, muy apartados y ajenos a los verdaderos problemas de los obreros del centro de la ciudad que, por cierto, está lleno de hinchas del eterno rival, el Manchester City. La afición es callada, numerosa y adinerada. No me gusta. Sin embargo Anfield es un mundo aparte: sus dimensiones son más reducidas, es algo más grande en cuanto a capacidad que El Molinón y tiene una afición que es imposible de superar. The Kop canta con tanta fuerza que, sin ese sentimiento ni ilusión, sería imposible llegar a conocer a fondo el espíritu de los Robinson, Dalglish, Souness o Shankly. En ese ambiente es normal que hasta Torres, alguien que en España no daba más de sí, siga creciendo hasta reivindicarse en uno de los delanteros del año. God Save The Kid.

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