jueves, 8 de mayo de 2008

Lo que el ojo no ve | Puente Aéreo


¿Alguien me puede ayudar a encontrar el calificativo a lo que está pasando en can Barça? Ayer, cuando salí del Bernabeu me pasó el diccionario de la Real Academia por la cabeza, intentando encontrar la palabra que pueda resumir el sentimiento que podría tener Laporta, también Rijkaard, los jugadores y un servidor.

A todo esto apareció la voz de mi querido Germán de Radio Nacional con su famoso “esto es una farsa”. ¿Farsa? No se si llamarlo así, pero hay detalles de ayer que me invitan a pensar que el mito radiofónico está en lo cierto. Os doy algunos detalles que me llamaron la atención.

En primer lugar, hay un jugador que me tiene enamorado en fútbol pero en actitud cada día me decepciona más. Se trata de Bojan. Por ejemplo, en el partido de la Romareda, mientras el Barça tenía la posibilidad de situarse a 5 puntos y su equipo perdía, él calentaba en la banda, con una gran sonrisa y mirando más al público que al campo. De hecho, estuvo saludando a algunos aficionados durante unos momentos.
Me defraudó también ayer por dos detalles. El primero porque fue el único jugador al que vi sonreír mientras se hacía el pasillo. Y segundo porque al descanso no tuvo otra idea que cambiarse la camiseta con Casillas ante todo el mundo. Parecía que no supiera lo que estaba pasando.

Otro detalle. Al descanso de cada partido habla Txiki Begiristain, ayer no fue una excepción. Ahora bien, normalmente pasa por encima de los temas espinosos e intenta no criticar mucho. Ayer rajó. Criticó la actitud y las ganas de los jugadores. Uno que ya veía lo que iba a pasar hoy y se bajaba del barco. Uno que prometió un código interno que sólo ha cumplido Jorquera y porque está lesionado. Uno que se ha salvado de la crítica del presidente. Uno que cobra más que nadie, que sólo juega a golf y que hace los fichajes del nivel de la portera de Núñez. Lamentable.

Más. Tras el partido, tan sólo 4 jugadores se pararon a dar explicaciones de lo que había pasado en el campo: Zambrotta, Valdés, Henry y Edmilson. Ahí está el compromiso, sí señor.

En el aeropuerto, como sabéis los seguidores del blog, normalmente coincidimos con los jugadores. Curiosidades de la vida, ayer no fue así. Se dieron tanta prisa que cuando llegamos ya estaban casi todos en el avión. Pero servidor corrió que se las pelaba y entró en la última lanzadera con jugadores. Estaba Henry hablando en francés con el preparador físico Albert Roca. Messi sentado justo delante suyo, con la cabeza gacha y mirando a un móvil sin mensaje alguno. Intentaba escuchar lo que yo hablaba con el jefe de seguridad, pero estaba muy afectado.

Al llegar al pie del avión me di cuenta que al fondo de mi lanzadera estaba Rijkaard. Él siempre espera en ser el último en subir al avión. Yo quise ganarle esta vez, y lo logré. Pero de golpe me entero que Messi sigue en la lanzadera. Me giro y le veo totalmente sólo, mirando al suelo y dándose pequeños cabezazos contra la barra que sirve para cogerse. Impresionante imagen.

Después veo que baja Rijkaard y se funde en un abrazo anormal con el preparador Albert Roca. Era un abrazo cariñoso de despedida. Posteriormente se coloca justo detrás de mi, como marcando que no le quitaría ese honor. Pensó mal. Yo me quedé hablando y haciendo broma con el piloto de la nave, que tenía la ventanilla abierta, así que acabó entrando detrás de mí. Y vi lo que quería ver: el saludo con Laporta.

El presidente estaba sentado en primera fila con el directivo Joan Franquesa, mirando hacia delante. Cuando vio que se acercaba Rijkaard se giró, haciéndose el ‘Larsson’, para hablar con Franquesa mirando de reojo al holandés. Éste, que es muy inteligente, se acercó al presidente y le dio la mano al mismo tiempo que Laporta le giraba la cabeza, es decir, que ni le miró a la cara. Después Rijkaard siguió saludando uno a uno a todos los directivos.
Increíble la actitud de Laporta. De niño pequeño.

Y termino con un detalle que habréis visto por la tele. Los 4 locos que a las 3 de la mañana estaban esperando a los jugadores en el aeropuerto. De verdad… entiendo la rabia y la frustración. Decídmelo a mi que estuve en el Bernabeu. ¿Pero vale la pena perder tu tiempo sagrado para decirle cuatro cosas a un puñado de mercenarios mientras se marchan a toda prisa en un autocar? No perdáis el tiempo. Otros tiempos vendrán. Aunque con Guardiola… miedo me da.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Eres un grande, Oriol! Siempre al pie del cañón (enorme toma y daca con Frankie)... Me temo nos queda una larga travesía en el desierto. Una abraçada petit!

Bia

Anónimo dijo...

Brillante artículo Ori. Se nota que llevas el periodismo en la sangre.

Rodrigo G. Fáez dijo...

El Barça es un calco del Madrid con una salvedad: de aquel Madrid apenas se podia recuperar a un par de jugadores. De este Barça hay varios que tienen que ser la base del futuro por su calidad y juventud. Sin embargo, hasta que Laporta y Txiqui no se vayan, me da que el virus seguirá dentro de Can Barça.

Anónimo dijo...

Oriol, confía en Pep. Aunque la solución pasa por David Villa.