miércoles, 11 de junio de 2008

La Tribunona | El Guaje


Siempre digo que los futbolistas son el reflejo de su educación. Y es que, ya sea en los entrenamientos, en las zonas mixtas o en el propio campo, hay jugadores que marcan la diferencia. Los hay que se esconden por su humildad, por su timidez o por su pavor a las luces y los focos. Quizás, para muchos, ése ha sido el error de David Villa.

No es tan mediático como Torres, ni tiene tan buen cartel como Raúl, no es polémico como Eto´o y, ni mucho menos, tiene el carisma de Ronaldinho o Cristiano Ronaldo. En donde algunos ven un error, los que le conocemos de cerca, vemos una virtud. En días en los que el marketing es una ayuda para hacer las alineaciones, Villa ha preferido escoger el camino del gol. Y es que, en los últimos cinco años, El Guaje ha marcado 90 goles. Si Villa no hubiera ido a la selección no se hubiera armado ni el 5% del revuelo que se ha montado en torno a Raúl. Y eso que Raúl en los últimos cino años no ha marcado ni... Las comparaciones son odiosas, no me pienso rebajar a la altura del capitán blanco que tan claro lo tiene todo. Villa es distinto.

Y eso que con nueve años apunto estuvo de dejar el fútbol. Por aquel entonces, ya pataleaba por los campos de la Escuela de Fútbol de Mareo en los alevines del Sporting de Xixón. Una extraña patología en uno de sus fémures hizo que uno de los médicos de Oviedo dijera que había que operarle: si El Guaje hubiera seguido adelante, hubiera entrado como futbolista y hubiera salido como futuro estudiante. Menos mal que un doctor, Dionisio Cuetos, se cruzó en su camino y le convenció de que sólo necesitaba un tratamiento.

Antes de todo eso, Villa estuvo apunto de cometer el mayor error de su vida. Un amigo de su familia le convenció para ir a hacer una prueba con el Real Oviedo. Sus dotes futbolísticas convencieron, pero no su estatura. El Oviedo no quiso a Villa por ser bajo. En estos días, Villa y su corazón sportinguista triunfan con la selección española siendo el pichichi en la Euro´08, el Sporting está a un punto de volver a Primera División y el Real Oviedo seguirá otra temporada más en Tercera División. El tiempo pone a cada uno en su sitio. Villa es más rojiblanco que El Molinón.

Son solo pinceladas del que, en poco tiempo, se convertirá en el fichaje del año. Un equipo grande pagará parte de cláusula para hacerse con él y coronarle como el crack del verano. Villa seguirá siendo el mismo que sólo quiere sentarse en El Molinón a ver a su Sporting, el mismo que seguirá aprendiendo de Quini, el mismo que seguirá metiendo goles, el mismo que seguirá entrando con paciencia en todas las radios y televisiones habidas y por haber en las zonas mixtas... En definitiva, por muchos millones que paguen por él, Villa seguirá siendo el mismo Guaje que le daba al balón en las calles de Tuilla mientras su familia volvía con la cara llena de carbón de la mina. Un minero nunca se olvida de sus orígenes.

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