jueves, 15 de enero de 2009

La Tribunona | No son formas, sino alardes



Era un jugador con carácter
, con fuerza, con potencia y con cojones. Si fuera políticamente correcto quizás hubiera elegido otro tipo de término, pero en su caso eran cojones. El caso es que es el último argentino, que yo haya visto, que haga honor a su nacionalidad. Los Messi, Agüero, Higuaín, Maxi, Gago o Ustari no tienen sangre, no se meten en charcos y no se pelean. Los argentinos ya no son lo mismo. ¿Acaso alguien se hubiera imaginado a Ruggeri colocándose una cinta en el pelo a lo Martín Cáceres? ¿O a Gurruchaga poniéndose gel en el vestuario para salir guapo en la celebración de los goles? ¿Y a Maradona haciendo un anuncio con su mamá de natillas? Me estoy imaginando el mismo spot que estamos viendo estos días de Messi y Villa adaptado a los 80 y no cuela. No, ni mucho menos me puedo imaginar a Maradona y a Quini vendiendo natillas Danone en la tele. Me niego.

El caso es que todo esto viene porque odio el no-carácter de la nueva generación de argentinos y adoro la personalidad de la última generación de argentinos que, a mi entender, murió cuando Hugo "Perico" Pérez colgó las botas. ¡Qué cojones tenía el cabrón! Todavía recuerdo cómo un jugador del Valladolid, antes de saltar al terreno de juego, le dijo a sus compañeros: "Chicos, mientras este energumeno juegue en el equipo contrario no tenemos nada que hacer". ¿Por qué lo decía? Pues porque en el túnel de vestuarios Hugo no hizo otra cosa que gritar a la cara a todos y cada uno de los jugadores del Valladolid diciéndles que eran unos "mierdas, unas nenazas, unos imbéciles, unos analfabetos y unos comehierbas". No se puso ni colorado. Es más, metió un golazo en aquel partido que puso a El Molinón en pie.

Aquel Hugo Pérez apuntaba alto en el Sporting. Lástima que Benito Floro y el actual dueño del Sporting se lo cargaran por tener personalidad. Pero Hugo apuntaba alto. Tan alto que acabó siendo Director Deportivo de Independiente de Avellaneda. Adivina, adivinanza quién jugaba entonces en Independiente... Eso es. Allí empezaba a despuntar a quien mi gran Antonio Ruiz denomina como el "Kuncito Aaaagüero". Sí, el que lleva el fútbol en la sangre, es parte de su alma y la hinchada grita... Esos son versos de "su" canción que tan bien cantan "Los Leales". Vosotros gran culés del mundo que tan bien hacéis en adorar al Dios Messi os estaréis preguntando ¿A qué narices viene todo esto? Pues a una frase que dijo ayer en Juego Limpio (Punto Radio) el citado Hugo Pérez: "El Kun es un maleducado del fútbol". Se refería a que no es correcto, no es regular y no es respetuoso con el contrario. Decía Perico que Agüero levantaba a toda la afición de sus asientos cada vez que tocaba la pelota porque todo el mundo esperaba algo distinto con la bola en los pies. Y en este tiempo en el que tanto se habla de Messi, me gusta reivindicar que Agüero es un auténtico mago de todo esto.

Otra cosa es meternos con la nefasta preparación física del Atlético de Madrid, con la nula previsión de un planning para no quemar al chaval y con la posibilidad de que Aguirre, que tan buen trabajo hizo con el Kun en sus dos primeras temporadas en España, acabe cargándose al astro por sus miedos y urgencias personales. Pero eso es digno de otro post mucho más largo. A día de hoy, Messi es un Dios, pero Agüero es su profeta en la tierra. Con permiso de Maradona, que también empieza a hacer sus pinitos para cargarse al chaval.

P.D.: Advertencia. La canción. Cuidado con la canción. No digáis que no os lo advertí.

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